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UN HOMBRE DIFERENTE

o del desdoblamiento involuntario

 

Miguel Sandoval

 

Dirigida por Aaron Schimberg, Un hombre diferente (2024) sigue la cotidianidad de Edward, paciente de neurofibromatosis en busca de construir una carrera de actor. Su condición clínica llama la atención de la gente, particularmente de su vecina Ingrid, aspirante a directora de teatro. Someterse a una prueba experimental cambiará la vida y apariencia de nuestro personaje, para notar, sin poder revertirlo, que su existencia ha sido usurpada.

A pesar de que la cinta tiene algunos tintes corporales de terror —se dice en broma que es la versión masculina de The Substance—, indaga sobre todo en cuestiones de identidad, autopercepción y en los límites morales de escribir sobre la vida de otra persona. Como expone Aura García-Junco en su libro Dios fulmine a la que escriba sobre mí, el que muere es una marioneta en manos de quien escribe acerca de él.

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Y es que, en este sentido, Edward entierra su pasado para convertirse en Guy Moratz. Cambia de departamento, de ocupación, hasta reencontrarse con Ingrid, quien monta una obra basada en su vecino con neurofibromatosis, al que transforma según sus caprichos alegando que el Edward del escenario, del teatro, es su creación, y que por tanto tiene control suyo.

En Ingrid hay un enamoramiento/obsesión por Edward, de quien canibaliza sus malestares, vestimenta y personalidad para convertirse en dramaturga reconocida. A la postre, Oswald hará su aparición como un doble perfecto para el difunto Edward, ya que también padece neurofibromatosis, aunque con el distintivo de que es un hombre con buena autoestima, varios talentos y gran cantidad de amistades.

Esto remueve la confianza que Guy había ganado al someterse al procedimiento experimental, parece preguntarse cómo es que Oswald tiene esta seguridad en sí mismo, cómo es que está abierto de esa manera al mundo y cómo es que el mundo resulta recibirlo de igual forma, con tanta amabilidad y con los brazos abiertos. El conflicto será tal que Ingrid se enamora de Oswald, quizás en el lugar que Guy debió ocupar.

A Guy Moratz molesta, sobre todo, la manipulación de los detalles, las licencias creativas que se toma Ingrid para alterar el recuerdo de su vida y, ante la imposibilidad de decir que Edward aún existe, quizá por miedo a que no le crean o por una cualidad tempranamente arraigada de autocensura, está obligado a ver cómo tergiversan su antiguo yo.

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Aaron Schimberg, guionista y director de la película, declaró para A.V. Club (1) que refleja su experiencia al sufrir de paladar hendido. Explica que, tras varias cirugías, se miraba en el espejo y encontraba su rostro, aunque también era un rostro creado por doctores, lo que implicaba confusión. Este testimonio es profundamente similar al de Irlanda, protagonista de la novela Cara de liebre (Liliana Blum, 2020) quien, tras ser sometida a reconstrucción facial por labio leporino y paladar hendido, divisaba en sí misma un rostro inclasificable.

Por otro lado, el cineasta describe que la primera inspiración para Un hombre diferente fue la cinta Wonder (Stephen Chbosky, 2017), sobre un niño con disostosis mandibulofacial, basada en el libro homónimo de Raquel Palacio. Menciona que la autora fue motivada a escribirlo tras un incidente en una heladería en la que su hijo tuvo una reacción desproporcionada ante un niño con deformidad facial, lo que le hizo sentir que estaba fallando como madre. Aunque bienintencionada, la fabulación de Palacio consiste en (re)crear una vida que ya existía y de la que quizá no se requiriese otra versión.

En cuanto a sus protagonistas, sobre Sebastian Stan Schimberg refirió (2) que “había una parte torturada de él que necesitaba expresarse, una parte de él mismo que no podía expresar en otros roles” (recordemos que el histrión ha trabajado para el universo cinematográfico de Marvel desde 2011 hasta la fecha). Con respecto a Adam Pearson, aseveró inspirarle la manera en que afronta su enfermedad y que es un componente del personaje que vemos en la pantalla, practicando yoga o cantando en el karaoke.

Un hombre diferente juega con el desdoblamiento involuntario, su título podría ser el resultado de la transformación corporal de Edward, pero también significar una negación: “Ese no soy yo, es un hombre diferente, el hombre que se robó mi vida y que, para empeorar las cosas, no es tan distinto a mí, ni tampoco resulta ser de personalidad desagradable” (refiriéndose a Oswald).

A Schimberg se le acusó de explotar la imagen de Pearson por hacerlo partícipe de su filme anterior, Chained for Life (2018), aunque quizá cabría preguntarle al actor si está de acuerdo con este reclamo. Mientras tanto, el director se cuestiona qué puede aprender de Adam, qué puede cambiar y si puede pensar positivamente sobre su propia apariencia.

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Un hombre diferente fue nominada al Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín y acreedora al Premio a la Mejor Interpretación Masculina para Sebastian Stan.

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Actualmente se exhibe en cartelera comercial y en Cineteca Nacional.

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Fuentes consultadas:

(1) A.V. Club: Aaron Schimberg on A Different Man: “It’s not a fable or a moral tale”.

(2) MUBI: Mask Off: Aaron Schimberg on “A Different Man”.

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Miguel Sandoval

Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UNAM.

28 años, lector y gran fanático del terror.

Escribo sobre cine, microrrelatos y de mis experiencias cotidianas.

¡Larga vida a la Nueva Carne!

@sndvlmiguel

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