Seleccionar página

ADENTRO DE TIERRA FANTÁSTICA

II

Manuel Barroso

Primera parte

 

TF2

Si siguen este baúl, sabrán que el mes pasado empecé a hablar de la literatura de imaginación fantástica en el Fondo Editorial Tierra Adentro. Todo a partir de un cuestionamiento-pretexto (¿se puede decir que la literatura de imaginación fantástica en México ayuda al lector a descolonizar su imaginación cuando una parte importante de la misma está publicada por una editorial del estado?). Y dije que tenía catorce ejemplos para hablar de mi punto. Y empecé a hablar de dos libros de cuentos.

Y lo seguiré haciendo con Joni Munn y otras alteraciones del psicosoma de Iliana Vargas. Si nos ponemos puristas, puede que algunos cuentos podrían resolverse mejor, pero eso es lo de menos. La explosión imaginativa, el delirante mundo que propone la autora es suficiente para apantallar y satisfacer paladares exigentes. Si no me crees, lee “Nodo”, uno de los cuentos más inquietantes y extraños que conozco.

 

JONI MUNN portada.indd

Pero si de cosas extrañas se trata, hay que hablar de Édgar Omar Avilés. Ya alguna vez hablé aquí sobre su única novela publicada, pero con lo que se ha hecho un nombre es con sus cuentos. Y es que ganar el San Luis Potosí a los treinta no es poca cosa. Y se lo llevó con Luna Cinema, un libro con cinco cuentos que le dan tres vueltas hasta a la imaginación más arriesgada. Ojo: los cuentos exigen del lector. Si no estás dispuesto a jugar con tus parámetros de realidad, no van a terminar de gustarte. Así pasa también con “El pantano de los peces esqueleto”, mi cuento preferido del libro.

LunaCinema

 

Y si creías que con una versión de Avilés era suficiente, Cabalgata en duermevela demuestra lo contrario. Separados en dos partes (“Sombras de cabalgata” y “Susurros de duermevela”), los cuentos aquí contenidos se alejan de los del libro anterior en extensión, pero no en lo delirantes. Avilés perfeccionó su capacidad de enrarecer cualquier cosa hasta lograrlo en tres cuartillas o menos. Y vaya que le salió bien. “El brujo decapitado” es mi prueba favorita de ello[1].

cabalgata

 

Cabalgata en duermevela se llevó el Premio Nacional de Cuento Joven Comala en el 2011. Un año después, en una racha fantástica, se lo llevó Ruy Feben con Vórtices viles. Debo decir, con algo de pesar, que esperaba más de este libro. Está bien construido y los cuentos funcionan, sí. Pero hay algo que no termina de encantarme aquí. Sobre todo porque arranca padrísimo con “Manual del ejecutivo de ventas: misión y visión”, pero luego me perdió.

vortices_viles

 

El que no ha perdido la ruta desde el inicio es el Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri. Tres de sus ganadores han tenido una innegable línea de imaginación fantástica. Empezando por La novela zombi de Ériq Sáñez. Si bien es cierto que no todos los cuentos responden a esta línea (aquí hay una pregunta divertida: ¿cuál es, en realidad, la línea que teje los cuentos? No puede ser la brevedad –como señala la cuarta de forros–, porque sería un pleonasmo. Lo pregunto porque se suele decir que estos premios se otorgan a “la estructura de un libro”), muchos de ellos lo hacen. Y lo hacen de buena manera. Pero, creo, nada más. Responden bien. A secas. Excepto “Enamorantes”. “Enamorantes” es bien padre.

zombi2

 

 

Hablaba arriba de una estructura porque el ganador del Julio Torri del 2012 tiene una muy clara. Me refiero a Motel Bates de Yussel Dardón. Los textos giran, obviamente, alrededor de la película Psicósis. Y vamos, con esto uno espera un libro de terror/suspenso/horror/de impacto o algo así. Y pasa a veces, pero (…). Ajá, hay un par de “peros” aquí. El primero es que, como tu línea, Dardón usa a los personajes de la película. Eso está perfecto. Pero hay un punto en que te sientes viendo el peor capítulo de Bates motel. La fórmula cansa. El libro termina haciendo agua. El otro “pero” está en la otra ruta que toman los textos: la del hotel (sus cuartos, sus pasillos, sus letreros de advertencia). Tiene el mismo problema que, creo, va a tener la quinta temporada de American Horror Story: si el parámetro de un hotel maldito es, aparte del Bates, el Overlook de King (y, en la literatura mexicana, los hoteles de paso de Voces del mar inmóvil[2]), uno debe responder con creces a esa tradición. Y aquí, a pesar de que se notan destellos de la calidad creadora de Dardón (como en “…”, mi texto favorito del libro), eso no ocurre.

motel

 

Releyendo los dos párrafos anteriores, suena como si el Julio Torri no me convenciera en lo más mínimo. No es así. Es que mi primer parámetro del premio es altísimo. Y cómo no va a serlo, si la edición 2007-2008 la ganó Rodolfo J. M. con Todo esto sucede bajo el agua. Los ocho cuentos, divididos en los de “Aquí” y los de “Allá”, no sólo son piezas de relojería, también son una máquina de imaginación por su cuenta. Las historias, cada una en un mundo “separado” de las otras, se meten en la cotidianidad para darle cuantas vueltas sean necesarias para volverla extraordinaria sin que parezca artificial el cambio. Al contrario: la calidad de Rodolfo logra que su lector se compre lo que sea que él le ponga enfrente en este libro. Basta con leer “El duelo”, mi cuento favorito de la colección, para darse cuenta de ello.

 

agua2

Continuará…

**

[1] Mención aparte merece “La última batalla de los ancianos”. Es una belleza. Una belleza. Una belleza.

[2] http://www.penumbria.mx/un-dos-tres-por-i/

****

manubchManuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí.

Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.

@manubch