El asesino serial detrás de
GHOSTFACE
Rodrigo Ayala
Corría el año 1996 cuando Wes Craven (1939-2015) presentó al mundo una de sus películas más emblemáticas. Una vuelta de tuerca al género slasher, que para aquel entonces ya había dado al mundo sus mejores entregas. El título en cuestión se presentó como Scream y de inmediato se convirtió en un fenómeno de masas.
Craven venía de filmar apenas un año antes una insulsa comedia de terror titulada Vampire in Brooklyn, cinta que muchos medios especializados califican como uno de sus peores trabajos, y razones sobran para pensar de la misma manera. El genio detrás de historias como A Nightmare on Elm Street (1984), The Serpent and the Rainbow (1988) o The People Under the Stairs (1991) necesitaba una producción que volviera a darle fuerza como director y revitalizara su propia filmografía.
Con esas necesidades bajo la manga, llegó Scream a la pantalla grande con guion de Kevin Williamson y dirección del propio Craven. La cinta nos narra la historia de un asesino enmascarado que siembra el horror y la muerte entre un grupo de amigos en un pequeño pueblo llamado Woodsboro. De entrada parece que hablamos de un slasher más con todas las concepciones habituales del género.
Pero el gran acierto de esta cinta es su capacidad de parodiar y hacer de los clichés del slasher su gran fuerza creativa. Es decir, Craven hizo una cinta para fanáticos del horror en general y el slasher en particular. La fórmula resultó en un éxito inmediato. Por otro lado, el villano de la historia, el famoso Ghostface, pasó a formar parte del gran universo de los monstruos o asesinos más celebrados en la historia del cine.
¿Pero qué hay detrás de la presencia y la máscara de Ghostface? ¿Qué macabra inspiración sirvió a Kevin Williamson para fabricar la historia de este psicópata y sus andanzas criminales?
Un baño de sangre en Florida
Scream no podría existir sin la presencia del “Destripador de Gainesville” (The Gainesville Ripper), uno de los psicópatas más célebres de la crónica negra de Florida, en los Estados Unidos.
En agosto de 1990, cinco estudiantes de la localidad de Gainesville (Tracey Paules, Manuel Taboada, Christina Powell, Christa Hoyt y Sonja Larson) fueron asesinados en un periodo de cuatro días. Esta paradisiaca zona del sur de Florida se sumió en un caos que obligó a la policía a actuar rápido para resolver los casos.
Las primeras víctimas fueron Christina Powell y Sonja Larson, dos estudiantes de la Universidad de Florida que perdieron la vida el 24 de agosto de 1990 a manos de un desconocido que irrumpió en la propiedad que ambas rentaban cerca del campus universitario.
Al día siguiente, una nueva víctima cayó: Christa Hoyt, una aspirante a policía que trabajaba en la Oficina del Sheriff del condado de Alachua mientras estudiaba. Las alarmas se prendieron y la policía comenzó una movilización sin precedentes en Gainesville, un sitio conocido por su baja tasa de delincuencia.
Esa misma noche, un agente vio a un hombre que caminaba en dirección a un bosque. Los oficiales siguieron su rastro y llegaron a un campamento improvisado. No había rastro del sujeto. En cambio, encontraron un desarmador, una bolsa con dinero y un reproductor de casetes con una cinta.
Dos días después, se cometió de nueva cuenta un doble homicidio: las víctimas fueron Manuel Toboada y Tracy Paules, quienes tenían poco de haber comenzado a vivir juntos. Ella estudiaba para convertirse en abogada y él se preparaba para ser arquitecto.
Esto puso en jaque a la policía, quien no atinaba a saber si los crímenes eran responsabilidad de la misma persona o si eran distintos autores. En un intento por llegar a una resolución rápida, un cuerpo policiaco capturó a un estudiante del campus, Ed Humphrey, que ya había dado muestras de un comportamiento inestable cuando agredió a su abuela y fue arrestado por ello. Sin embargo, tras el interrogatorio, quedó claro que no era la persona que buscaban.
La captura del responsable
Fue en septiembre de ese mismo año cuando un sujeto llamado Danny Rolling cayó en manos de la justicia al ser arrestado por robar en una tienda. En medio del interrogatorio, Rolling comenzó a dar información que hizo sospechar a la policía que podía estar ante el asesino de los cinco estudiantes de Gainsville.
Los agentes escucharon las cintas recolectadas en el campamento improvisado la noche del crimen de Christa Hoyt. La voz del hombre que narraba una vida de problemas familiares y “decisiones equivocadas” dijo su nombre: Danny Harold Rolling.
Después de una prueba de ADN al sospechoso, la policía descubrió que era el mismo que se encontró en las distintas escenas de los crímenes. Asimismo, concluyeron que Rolling también tenía que ver con otra serie de crímenes cometidos en Shreveport, Luisiana. Fue hasta 1994 cuando este hombre, con un pasado caótico y múltiples arrestos, se declaró culpable por el caso de los cinco jóvenes muertos. La prensa le apodó el “Destripador de Gainesville”.
En 2006, Danny Rolling fue ejecutado.
Perfil e historia de Danny Rolling
El “Destripador de Gainesville” pertenece a la tipología del spree killer o asesino itinerante, es decir, que mata a dos o más víctimas en un periodo de tiempo consecutivo y en dos o más lugares. Su modus operandi era la violación, el apuñalamiento y la mutilación.
Su hoja de vida es muy similar al de muchos asesinos seriales: un padre abusivo, proyectos frustrados (quería ser cantante de música country) y consumo frecuente de drogas y alcohol. Esto último le valió ser destituido de la Fuerza Aérea.
Durante sus tres años de matrimonio, pasó ocho años en prisión por cargos de robo en Georgia, Alabama y Mississippi. Asimismo fue arrestado varias ocasiones por voyerismo. En mayo de 1990, Rolling tuvo una discusión con su padre. Enfurecido, éste echó a su hijo de la casa. Como acto de venganza, Rolling regresó con un arma y le disparó en la cara. El hombre logró salvar su vida, pero quedó con daños permanentes.
La semilla para Scream
La historia de Danny Rolling llevó a Kevin Williamson a escribir el guion de Scream. Cuenta la leyenda que Kevin se encontraba en su casa viendo un documental sobre este caso (otras fuentes dicen que estaba viendo las noticias en torno a los crímenes de Gainsville) cuando descubrió que una ventana de su casa se encontraba abierta.
Esto lo puso a pensar en lo fácil que sería para un asesino entrar a su morada y hacerle daño. Lo que primero fue temor pronto se convirtió en una historia que comenzó a darle vueltas en su cabeza. De inmediato comenzó con el bosquejo de un relato que primero se llamó Scary Movie para después culminar como Scream, el título que todos conocemos.
Hoy, Scream es una de las franquicias más famosas y exitosas de todos los tiempos. Cinco entregas para cine y una serie de televisión son testigo de su valor comercial y fama entre los seguidores del cine de terror más mainstream. La última producción, estrenada este 2022, conmemora los 25 años de una aventura aterradora iniciada por Wes Craven e inspirada por Danny Rolling, el “Destripador de Gainesville”.
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Humano con el deseo de ser extraterrestre.
El rock, el heavy metal, los libros, el cine de horror, lo extraño, la noche, los bosques,
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