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JULIO

2023

 

Alma Mancilla

 

Sectas que veneran automóviles y esperan que se abra una puerta cósmica, la infancia como espacio del miedo, seres que (tal vez) nos visitan desde otro mundo y el apocalipsis zombi como posibilidad. Tres libros de cuentos, una novela y mucha imaginación.

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Miles de ojos / Maximiliano Barrientos

(Caja Negra Editora, 2022)

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Un árbol que es un portal capaz de liberar a una entidad con forma de pez cuyos miles de ojos traerán al mundo caos y destrucción; o quién sabe, tal vez de lo que se trate sea de abrir la puerta a nuevas formas de vida, a algo inimaginable en donde seremos lo que somos pero también algo distinto, acaso mejor, acaso peor. Para lograr esa trascendencia (que los personajes llaman el Sueño) sólo hace falta un chofer, alguien que, cegado por la locura o por la fe, conduzca cierto automóvil a toda velocidad para ir a estrellarse en su tronco, con lo que el portal se abrirá y el Sueño podrá acaecer. En el universo narrativo creado por Barrientos surgen sectas, locos, visionarios que actúan ya a favor ya en contra de la apertura de dicho umbral, personajes que atraviesan décadas y conflictos a través de los cuales se examinan los límites de lo humano, de lo natural y de lo artificial. ¿Dónde debe terminar lo uno y empezar lo otro? ¿Quién tiene la autoridad para determinarlo? ¿Y si hubiera otras formas de belleza, otras categorías además de la que consideramos “normal”? En esta vertiginosa novela que se mueve entre la ciencia ficción y el género weird hallaremos tribus postapocalípticas, mutantes, visiones, altares con órganos humanos y partes de autos, jóvenes obsesionados con la velocidad, bujías a las que les brotan formas vegetales, cuerpos humanos que terminan convirtiéndose en otra cosa. La escritura que sus páginas nos ofrecen es una arriesgada exploración de lo posible y de lo imposible y, más allá de los temas, de suyo muy originales, la factura es impecable, poética y contundente: lejos de dejar que los temas lo arrastren al caos es el autor quien los domina, y lo hace con gran calidad literaria y a un ritmo que no da tregua. Uno de los mejores libros de autores latinoamericanos que he leído en mucho, mucho tiempo, donde lo monstruoso, como lo sugiere uno de los personajes, es tal vez no una aberración sino una forma de la belleza. Maravilloso y extraño.

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Niños / David Roas

(Páginas de Espuma, 2022)

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Un hombre escucha una risa que tal vez provenga del vientre de su mujer; una familia recién llegada a Nueva York asiste a un extraño espectáculo de fenómenos de circo; un padre y su hijo visitan la vieja casa de la infancia del primero, misma que guarda la macabra memoria de lo que un día fue; una pareja añora su vida de antaño, irremediablemente alterada por la llegada del nuevo bebé; un niño encuentra en ese artefacto llamado “Alexa” un inesperado portal de comunicación; un mundo llega a su fin y una familia intenta, como puede, sobrevivir en él. En este volumen hay niños que hablan con sus abuelas muertas, niños que se duplican (o triplican o quintuplican), niños que tienen miedo de lo que los acecha, niños que parecen ser, ellos mismos, los monstruos. David Roas nos ofrece doce historias en torno a episodios en los que todos nos reconocemos un poco, ya sea porque hemos tenido hijos o simple y sencillamente porque, al fin y al cabo, todos fuimos niños alguna vez. Si bien el autor gusta de lo no mimético uno de los aciertos del volumen es, justamente, la forma en que se exploran no solamente los miedos fantásticos sino igualmente los terrores reales, aquéllos que emergen en los intersticios de lo cotidiano, algunos de los cuales tienen que ver con la propia experiencia (aterradora si las hay) de ser padres. Con referencias —algunas explícitas e intencionales, otras quizá no tanto— a Shirley Jackson (uno de los cuentos es una reescritura de “La lotería”), Thomas Ligotti, Adela Fernández y Cormac McCarthy, algunos de los cuentos son brevísimos, casi como estampas en las que, más que la trama, resalta la atmósfera, como si se tratara de pequeños cuadros por cuyas esquinas se asoma algo oscuro y extraño. Se nota igualmente el trasfondo quizá biográfico (el autor hace hincapié en que se trata de textos cuya inspiración es un hecho real) de algunos de los cuentos aunque, ya se sabe, todo texto biográfico termina siendo él también, en el fondo, una ficción. Un recorrido inquietante por la infancia como tema, como sueño y, por qué no, como pesadilla.

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Cuando las luces aparezcan / Roberto Abad

(Paraíso Perdido, 2020)

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Un joven convencido de que los síntomas presentados por su padre recién llegado del hospital son los de alguien que, en realidad, ha sido abducido; un hombre que, tras una pelea con su mujer, se ve retratado en una misteriosa y cambiante pintura; un médico confrontado a la doble pesadilla de tener que responder ante sus captores y lidiar con la memoria del extrañísimo encuentro del que en realidad viene escapando; una mujer temerosa no sólo de que el hijo que lleva en el vientre no sea normal sino de que se haya vuelto en su contra. Los seis cuentos de esta colección tienen en común plantear la posibilidad de que, como diría Jaime Maussan, un mundo extraño nos vigile (me encantó, por cierto, que Maussan apareciera, así sea como alucinación, en el primer cuento), e imagina las múltiples posibilidades del encuentro, antes, durante y después de que éste tenga lugar. En este libro, sin embargo, no hay hombrecitos verdes sino presencias, sombras, alteraciones que, en ocasiones, cobran la forma de seres cuasi-humanos pero en otras se hacen patentes en acontecimientos incomprensibles y amenazantes que remiten, de una forma u otra, a una voluntad que nos es ajena y de la que, al parecer, no hay posibilidad de escapar. Roberto Abad no se conforma con elaborar un catálogo de imágenes inquietantes y lleva a cabo, en cambio, una profunda exploración psicológica de sus personajes, como si tuviera muy claro que los mejores cuentos tanto de terror como de género especulativo suelen hablar, en el fondo, de miedos que son siempre de este mundo: si bien la amenaza exterior es evidente, los personajes se ven igualmente afectados por sucesos tan terrenales como la enfermedad, la traición, la violencia o la maternidad agobiante. La colección consigue así amalgamar el espanto no humano con elementos de la cultura popular, todo ello en una construcción narrativa a la vez elegante, de impecable factura y llena de imágenes desasosegantes. Me acordaba de Patrick Harpur, que sugiere que lo daimónico parece hallar en estos tiempos su encarnación privilegiada precisamente en estas narrativas en torno a los encuentros alienígenas que van conformando así, poco a poco, un corpus con sus propios tropos, tramas y personajes. Un libro tan perturbador como bien escrito; si les gusta lo insólito, búsquenlo ya.

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El ataque de los zombis (Parte mil quinientos) / Raquel Castro

(UNAM, 2020)

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¿Quién dijo que los zombis eran algo aterrador? Lo son, por supuesto (¿alguien lo duda?), aunque desde la óptica de Raquel Castro eso no impide que también sean ingeniosos, simpáticos y, por qué no, sujetos útiles o personajes de los que uno se podría llegar a enamorar. En este libro una niña recibe un zombi como regalo de cumpleaños, una mujer contempla desde su puerta, entre asustada y curiosa, al guapo zombi que merodea fuera de su departamento; un paciente despierta en el hospital para descubrir que en el mundo ha dado inicio, sí, ni más ni menos que el apocalipsis zombi. ¿Y qué hacer en caso de ataque de zombis? No se preocupen, la autora examina varias opciones en caso de que tan temida situación se llegara a presentar. En los cuentos de Raquel Castro podemos esperar una imagen inusual o un insólito giro de último minuto, siempre elaborado con gran ingenio y una buena dosis de humor. Y, en efecto, a la autora no le gusta mucho la solemnidad pero no por ello descarta el gore o el miedo como motor de sus historias; el resultado son diecisiete cuentos juguetones y, por ello mismo, refrescantes. Atención: no todo son zombis: si a ustedes les gustan las pirañas mutantes, los puercoespines que anidan en la garganta, las gallinas invasoras o el diablo convertido en vendedor de puerta en puerta, no busquen más. Los personajes resultan siempre entrañables y la voz narrativa, con frecuencia de tono coloquial, es, tal vez por ello, muy auténtica y cercana. Al mismo tiempo, en al menos un par de los cuentos la atmósfera se antoja más oscura y densa, del tipo que encontraríamos en la historia de terror tradicional: “Columpios” (uno de mis preferidos), “El recado” o “El número que usted marcó,” por ejemplo, son elaboraciones del cuento de fantasmas con un toque muy personal. Un libro excelentemente escrito que se arriesga a abordar, de manera lúdica y desparpajada, algunos de los tropos más convencionales del terror y lo hace con gran calidad narrativa en estas historias a menudo divertidas, a ratos oscuras pero siempre, siempre, repletas de imaginación.

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Alma Mancila

Escritora y lectora voraz. Antropóloga en otra vida. Autora de los libros de cuentosCasa encantada (Instituto Mexiquense de Cultura, 2011), Las babas del caracol y otros relatos(Instituto Mexiquense de Cultura, 2014 / Lugar Común Editorial, 2019), El criado y otras historias de aflicción (Bitácora de vuelos ediciones, 2020) y de las novelas Hogueras (Editorial Terracota, 2013), Archipiélagos (UAEM, 2015), De las sombras (INBA/Lectorum, 2018), El predicador (FOEM, 2019) y Fulgor(Malpaso/Salto de página, 2022). Ganadora del Premio nacional de cuento Juan José Arreola 2022 con Los intrusos. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Facebook: https://www.facebook.com/alma.mancilla.9

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