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SEVERANCE

la pesadilla de todo oficinista

 

Miguel Lupián

 

Supe de Severance (2022) cuando me topé con varios posteos de «WTF?» en Twitter. Por su título homónimo, creí que se trataba de una adaptación de ese divertidísimo slasher de Christopher Smith del 2006. Aunque no era así, decidí darle una oportunidad (al ser un exgodín reivindicado —de momento—, los misterios laborales me llaman poderosamente la atención).

¿Qué pasaría si durante las 8 horas de trabajo en oficina pudieras «separarte», mediante un procedimiento quirúrgico, de tu realidad? Es decir, mientras trabajas olvidas por completo tu vida personal y viceversa. Esa es la premisa de esta extraordinaria serie de 9 episodios —creada por Dan Erickson—, que toma lo mejor de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Gondry, 2004) y Black Mirror (Brooker, 2011-2019) para entregarnos algo novedoso y muy emocionante.

Conforme nos vamos enterando del «procedimiento», queremos saber los motivos de los personajes y comenzamos a cuestionarnos: ¿Lo haríamos? ¿De verdad resistiríamos esta división? ¿Podríamos con la incógnita de no saber lo que realmente hacemos adentro, en la oficina (la red está llena de teorías que van de lo divertido a lo grotesco), o cómo somos afuera? De entrada suena llamativo, la mejor opción para lidiar con nuestros horribles trabajos (o vidas). Pero si lo pensamos más a fondo, y mientras conocemos un poco más de los personajes y la corporación, nos damos cuenta que sólo es el sueño húmedo de todo empresario y la pesadilla de todo oficinista.

Los personajes están muy bien construídos y absolutamente todo el elenco está increíble: Adam Scott (Mark), Britt Lower (Helly), Tramell Tillman (Milchick), Zach Cherry (Dylan), Jen Tullock (Devon), Dichen Lachman (Mrs. Casey), Michael Chernus (Ricken) y los maravillosos John Turturo (Irving), Christopher Walken (Burt) y Patricia Arquette (Mrs. Cobel).

La dirección —a cargo de Ben Stiller (6) y Aoife McArdle (3)— es perfecta. A través de su alucinante paleta de colores y estética minimalista-anacrónica provocan una atmósfera de fascinante misterio. Desde los primeros segundos te atrapa; sabes que algo está mal, pero no puedes descifrarlo. Y con sus movimientos de cámara y su minucia en los detalles recrean esos laberintos borgeanos, los absurdos burocráticos a la Kafka o Gilliam y el pesimismo godín ligottiano (inmediatamente pensé en su novela My Work is Not Yet Done).

Los créditos iniciales, a cargo de Oliver Latta (@Extraweg), son espectaculares y, aunado al score de Theodore Shapiro, marcan el tono de la serie: macabra, enigmática, fascinante.

El final de temporada es pura adrenalina —comeuñas, vuelacabezas—, con un cliffhanger que te mantendrá ansioso hasta que salga la segunda.

Ciencia ficción, terror, drama, surrealismo, suspense… ¡Esta serie tiene todo lo que nos gusta en Penumbria!

Y lo más importante: pone sobre la mesa la importancia de la salud mental en los ambientes laborales.

Aprovecha que ya están todos los episodios disponibles (Apple TV), porque no podrás despegar tus ojos de la pantalla.

 

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Miguel Antonio Lupián Soto

Ex alumno de la Universidad de Miskatonic, feligrés de la iglesia Cthulhiana y devoto de San Lemmy.

Director de Penumbria.

mortinatos.blogspot.mx

@mortinatos

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