UN AMOR INMORTAL
Mariela Kalinova Jelezova
Hay todo tipo de amores en este mundo. Están aquellos platónicos, que si se dejan escapar al mundo real se derrumban como torres de naipes. Algunos dan pie a amores más realistas, como aquellos basados en costumbre y amistad. No son poco comunes también aquellos amores pasionales, cuya mecha ardiente extingue sólo el tiempo. Están los amores obsesivos, compasivos, por conveniencia, manipuladores o compulsivos. De todos ellos, los más bellos son los amores inesperados. Aquellos que, como moneda tirada en la calle, te encuentras sin buscar nada. Tal vez porque llevan una carga de suerte, encontrarse un billete o un amor no es cosa de todos los días.
Estos amores inesperados y poco probables son los que han inspirado innumerables obras literarias, entre ellas la culminación del romanticismo y la tragedia: Romeo y Julieta. Sin embargo, este amor de los jóvenes venecianos, a pesar de prohibido, se quedó en un amor platónico e inmaduro.
Existe en Portugal una historia de amor que ni siquiera Shakespeare hubiera podido componer tal y como sucedió. Así que para esta entrega he decidido contarles la historia de Pedro primero e Inés de Castro, que han inspirado innumerables escritos y pinturas no sólo en Portugal sino en todo el mundo.
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Los votos matrimoniales suelen acabar en Hasta que la muerte los separe, pero a Pedro e Inés ni sus familias, ni la muerte pudieron separarles.
Pedro era el heredero del trono del rey Portugués Afonso VI. Su matrimonio, como era de esperar, fue arreglado con Constanza Manuel de Castilla en 1336. Sin embargo, entre las damas de compañía de la novia se encontraba una chica que llamó mucho la atención del príncipe: Inés de Castro. La doncella era hija bastarda de uno de los nobles más importantes de Galicia (Pedro de Castro) y fue educada desde pequeña en diversas actividades como jugar ajedrez, tocar el laúd, montar a caballo y otras gracias.
El príncipe se enamoró de ella y poco lo escondía. Obviamente, para su esposa Constanza esta situación era incómoda y al nacer su primer hijo se encargó de invitar a Inés para ser la madrina del mismo. Mas que por razones altruistas o de reconciliación, en aquella época convertirte en padrino o madrina era volverte parte de la familia y las relaciones amorosas entre familiares eran consideradas un delito.
Esta fue la forma más fácil en la que la reina encontró para mantener a los amantes separados. Sin embargo, a las dos semanas el recién nacido príncipe falleció. Este terrible hecho sembró un dolor y una duda muy grande en el corazón de Constanza. ¿Serían los amantes capaces de matar a su hijo para estar juntos? Debido a las quejas de Constanza y las habladurías, Inés fue exiliada por el rey Afonso VI por un tiempo, ya que a éste no le hacía nada de gracia el amorío de su hijo. Sin embargo, Constanza moriría poco tiempo después durante el parto de su segundo hijo y heredero del trono.
Pedro mandaría traer a Inés nuevamente y empezaría a vivir con ella. De esta relación surgieron rápidamente cuatro pequeños niños.
Ante los murmullos que generaba esta situación y la preocupación de que Galicia empezaría a reclamar sus derechos debido a la unión del príncipe con Inés, el rey Afonso VI decidió contratar a nobles de su servicio para asesinar a Inés de Castro.
Así, los hombres llegaron a la Quinta de las lágrimas, donde vivían Inés y sus hijos, y la degollaron a sangre fría en 1355.
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Cuando el príncipe se enteró de ello, muchos dicen que la locura, el dolor y la rabia se apoderaron de él. Junto con el hermano de Inés y un ejército, empezaron a matar y quemar todo lo que encontraban a su paso. Pedro declaró una guerra contra su propio padre y juró su venganza a los asesinos, quienes escaparon a España.
Su madre intervino, logrando que padre e hijo hicieran las paces. El rey murió poco tiempo después, pero antes puso como condición para que Pedro subiera al trono que perdonara y olvidara a los asesinos. El príncipe aceptó y se coronó.
Sin embargo, en el momento en el que su padre falleció Pedro primero movió cielo y tierra hasta encontrar a los asesinos de Inés. Así, logró un trato con el rey de Aragón y Castilla para extraditarlos a Portugal.
Una vez atrapados, Pedro organizó una fiesta y se sentó a comer en una mesa enorme en frente de la plaza, donde torturaron a los asesinos y acabaron por sacarles los corazones. Sus cuerpos fueron quemados en una gran hoguera.
Algunas leyendas dicen que Pedro entonces desenterró el cadáver de Inés e hizo que todos le besaran las manos, pues la nombró reina de Portugal. Para legalizar que lo fuera, dijo que se había casado con ella en secreto antes de su muerte, así que la coronación de la reina fue póstuma.
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Lo que sí es verdad es que el cuerpo de Inés se desenterró y se trasladó al bello monasterio gótico de Alcobaça, donde aún hoy en día podemos ver las bellamente elaboradas tumbas de Pedro e Inés.
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Esta historia fue relatada por el gran poeta portugués Camões en sus Lusíadas y ha inspirado innumerables obras teatrales y pinturas.
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Aquellos que han tenido la oportunidad de visitar la Quinta de las Lágrimas donde vivieron Pedro e Inés dicen que la tristeza aún se puede sentir permeando todo el lugar, como si la fuente misma estuviera llena de su salada esencia.
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En cuanto a la historia, sin duda da para hacer una serie completa en HBO con guion de George R. R. Martin.
La próxima vez que les pregunten cuánto quieren a alguien, tal vez la mejor respuesta sería: ¡Te quiero tanto como Pedro a Inés!
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Mariela Kalinova Jelezova
Soy búlgara y mexicana. Vivo desde hace 5 años en Portugal.
Estudié Química e hice un Master en Bioquímica.
Actualmente hago otro Master en Literatura, cultura y arte contemporáneos.
Escribo cuentos cortos, pinto y hago esculturas.
Me interesan los cuentos de ciencia ficción e infantiles, la poesía, el misticismo, la filosofía, la precognición, la sociología y el comportamiento animal.
Estoy segura de que me olvido de algo.
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