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EL REY DE AMARILLO
II

Emiliano González

Primera parte

Buñuel en su filme Un perro andaluz (1929) tiene influencia de “El signo amarillo”, de Chambers, cuando la joven andrógina, vista desde una ventana alta, juega con una mano cortada en medio de la calle. Esta escena se basa en el fragmento del cuento en que un joven se queda con un dedo de la mano del vigilante de la iglesia, ser parecido a un gusano, que ha sido visto desde lo alto. En el título del filme La edad de oro (1930) hay ecos de Martí y de Chambers.

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En Fresas silvestres (1957), filme de Bergman, un sueño pesadillesco sobre un carro fúnebre, un ataúd con el protagonista dentro, se inspira asimismo en “El signo amarillo”.

Dreyer, que incluye una escena similar en Vampyr (1932), anticipa a Bergman.

El cuento “La muerte del monje (Pesadilla)” del mexicano Carlos Barrera, es una variación del tema de Chambers. El cuento de Barrera está en el libro La isla de los muertos, de 1922, que incluye también un cuento que da título al libro, cuento precursor del filme King Kong (1933).

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El precursor del modernismo, Martí, y el modernista Darío juegan un papel determinante en los orígenes de los mitos de Cthulhu, mitos que constituyen un movimiento sobrenaturalista moderno, comparable con el surrealismo, con el Gran Juego de Daumal y Gilbert-Lecomte y con el movimiento subterráneo (psiquedélico) de 1967. “El rey de la máscara de oro”, cuento de Marcel Schwob que figura en el libro titulado igual, se inspira en el cuento “La turquesa” de Stella de Darío (Rafaela Contreras), cuento publicado en La Unión de San Salvador en abril de 1890 y en El Imparcial de Guatemala en noviembre de 1890 (firmado Rafaela de Darío). De otro cuento del mismo libro de Schwob, “El país azul”, proviene la letra de la canción “En otra tierra” de los Rolling Stones, del disco Sus satánicas majestades. La flor azul de Novalis y la de Stenbock (autor de “La otra orilla”, cuento sobre licantropía) también influyen. En Jardín novelesco (1905) de Valle Inclán hay un cuento titulado “El rey de la máscara”; la edición de 1920 del mismo libro aparece con el título Jardín umbrío.

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Temas de los Stones se ven anticipados por Robert E. Howard: en su novela Cara de calavera alude al hashish, que conduce al narrador “a un millón de millas de la Tierra”. Un capítulo se titula “La araña y la mosca”, y el cuento “La piedra negra” se adelanta a “Píntalo de negro” (esta última canción, del disco Repercusiones, viene a la memoria ante las estrella negras de Chambers.) En la primera jornada de “El embrujado”, Valle Inclán afirma que “el pobre de pedir (el mendigo) dice que no hay odio entre las familias, porque él es como una piedra que rueda”. Y añade: “¡Penar y pecar y por los caminos del mundo rodar y rodar! ¡Jesús Crucificado, que no sea siempre rodar! Ruedan las piedras sin alma, pero los huesos bautizados tienen un cenicero bendito donde acabar en ceniza”. Los Stones tienen un disco titulado Banquete de mendigos.

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Las estrellas negras de Chambers provienen del sol negro que menciona Gautier en su poema “Melancolía”, inspirado por el grabado de Durero. En el relato de Gautier “Onufrio” (nombre inspirado por el pseudónimo de Walpole) un pintor encuentra el retrato que ha hecho, de una mujer, deformado por unos bigotes (imagen que anticipa la Mona Lisa con bigotes de Duchamp) y después se sueña muerto en un ataúd, sueño que le da la idea a Chambers de un fragmento similar.

En “El pueblo blanco” de Machen, Helen es una versión femenina de Gérard de Nerval, que se suicida después de ver el sol negro de la Melancolía (el opio). En “El libro verde”, Alanna es emblema del paso de materia prima a piedra filosofal, es una ninfa oscura convertida en sol.

En el relato de Gautier, la transformación de materia prima en oro es imposible y –como en el Quijote– la piedra filosofal se ve sustituida por joyas falsas. Onufrio –que ha leído a Hoffmann, a Delrio y a ciertos autores de brujería y demonología– sufre con los celos de su mujer y con sus propios celos, y es loco profano, no sagrado, al final del relato.

La piedra adorada (el altar del culto) no ha sido siempre, en el mundo de Machen, un símbolo de satanismo y droga maligna: en sus orígenes ha sido emblema de la persistencia de un culto pagano en la época moderna, como lo muestra el cuento “La ceremonia”, en que una piedra gris recibe flores ofrendadas por unas jóvenes. El mismo significado tiene en el libro de Maurice Hewlett, La sabiduría de Proserpina (1913), en que es narrado un caso digno de El libro de los condenados de Charles Fort (colección de casos inexplicables según la ciencia positivista.) El caso narrado por Hewlett proviene de Worcestershire. Dos jóvenes, hijas de un granjero, se vieron envueltas en una intriga amorosa y, desesperadas, trataron de recuperar a sus amantes. En la víspera de Todos los Santos, antes del sol, fueron descalzas al jardín en sus camisones y dieron vueltas alrededor de una piedra que tenía fama de estar embrujada, base de una estatua romana de un dios terminal. Las jóvenes usaron ciertas palabras, la plegaria al Señor dicha al revés, y entonces se les apareció un hombre moreno que surgió de los arbustos y las miró por un rato. Se acercó a ellas, que estaban paralizadas, y mirando de cerca el rostro de una de ellas, le dio una flor y desapareció. Esa misma noche, ellas jugaron un juego típico de esa víspera, consistente en poner a la víctima en una silla, dándole la espalda a la pared, mientras sus compañeras la frotan con puñados de cáscaras de chícharos. Si un hombre entra durante esta ceremonia se vuelve amante de ella. Esto fue hecho a una de las jóvenes que se había atrevido a hacer la magia de la aurora y, en medio de esto, el hombre moreno, vestido con una blusa de campesino atada con cintas verdes, apareció en la puerta, tomó a la joven de la mano y la sacó de la casa. No fue vista por varios días, aunque fue buscada por parientes y amigos. Encontrada en un pueblo situado a diez o veinte millas de la frontera con Shropshire (donde los pastores la vieron vagabundeando en una colina), dijo que había seguido a su amante, se había casado con él y lo había perdido. Nada parecía confortarla ni mantenerla en casa. Fue encerrada, pero pudo salir. Fue puesta en un manicomio, pero escapó. Nunca fue hallada después de eso.

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Ambrose, de “El pueblo blanco” de Machen, diría que el hombre negro de “El libro verde”, que se lleva a una joven entre el humo negro, es el diablo, y nosotros recordamos a Memnón, el rey etíope que ofrece “nepente” (opio) a Helena de Troya, personaje que mezclado con Dionysos Sabazius da origen al diablo de los aquelarres legendarios. En el caso narrado por Hewlett, el hombre moreno es simplemente Plutón llevándose a Proserpina.

Memnón

Memnón

Dionysos Sabazius, hijo de Proserpina y de Zeus, no puede controlar las tendencias involutivas heredadas de su padre Zeus (a diferencia de su hermano Dionysos Zagreus) y el hombre que lo encarna es sacrificado en la realidad, no en la irrealidad de una ceremonia religiosa. Bajo las flores y hojas de viña, las ménades de Sabazius ocultan cuchillos sanguinarios. Gracias a la historia, podemos saber que en el ritual de Zagreus el sacrificio humano es rechazado (dando origen al teatro moderno). Zagreus, al portarse como un lobo en la ceremonia, representa a Sabazius, es decir, hace el papel del villano en la obra. Como el poeta, Zagreus es loco sagrado y está relacionado con Deméter. El criminal Sabazius es loco profano y está relacionado con la Magna Mater frigia, destructiva y primitiva en el peor sentido del término. Las atrocidades de estos rituales son motivos de modernos cuentos de terror. La investigación científica disipa dudas medievales acerca de los paganos.

Al ser Helena de Troya identificada con Perséfona, el rey negro Memnón es confundido con Sabazius, uno de los hijos de Perséfona, equivalente griego de Caín. El negro humorístico del ritual dionisiaco, por el solo hecho de ser negro, es confundido con Memnón. Zagreus es tan diabólico como Zabazius. Y es que en la Edad Media todo lo pagano se ve satanizado. El hombre-carnero que recibe ofrendas de niños muertos en el sabbath de las brujas, perverso y obsceno, es claramente Dionysos, confundido con el diablo. Memnón es la primera deformación del negro humorístico del ritual dionisiaco. El diablo medieval es la segunda. La poca información acerca de los negros se ve unida a la mala interpretación de éstos. La satanización medieval de lo pagano es anunciada por los paganos mismos (como lo demuestra la muerte de Sócrates), paganos que deforman su religión en momentos históricos, momentos en que lo auténtico se ve falseado. En la Edad Media, lo sagrado de los paganos es vuelto profano.

La actitud de Zagreus está desplegada en un poema de Shelley en que Prometeo, en vez de ser mártir de la causa del buen ladrón, se opone al tirano Zeus y ofrece razón y amor a los humanos.

Darío, al darle el título de Prosas profanas a un libro, es como Zagreus representando a Sabazius. Además, la “prosa profana” es una forma de poesía religiosa.

Continuará…

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Imagen de cabecera: «The King in Yellow» de Vincente Valentine.

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EGPenEmiliano González

Autor de Miedo en castellano (1973), Los sueños de la bella durmiente (1978, ganador del premio Xavier Villaurrutia), La inocencia hereditaria (1986), Almas visionarias (1987), La habitación secreta (1988), Casa de horror y de magia (1989), El libro de lo insólito (1989), Orquidáceas (1991), Neon City Blues (2000), Historia mágica de la literatura I (2007) y Ensayos (2009).