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EL BOOM LATINOAMERICANO

DEL STOP MOTION

 

Juan Manuel Díaz

 

Me parece que hay la animación stop motion está viviendo algo así como un boom latinoamericano. El próximo estreno del Pinocchio de Guillermo del Toro usando esta técnica sería una prueba de ello, pero no solo es el estreno de la cinta per se, sino que la cinta fue creada en el Centro de Animación Internacional —fundado por el propio del Toro— y sería el testigo contundente de la explosión del stop motion en nuestra región.

Guillermo del Toro

Por otra parte, también sobresalen Diego León y Joaquín Cociña, dueto de directores chilenos que han hecho obras maestras como La casa lobo (de la cual ya escribí un breve artículo AQUÍ) y más recientemente el cortometraje Los huesos.

Diego León & Joaquín Cociña

No puedo dejar de mencionar el multipremiado Bestia de Hugo Covarrubias, quien ya había realizado una adaptación de El almohadón de plumas de Quiroga y La noche boca arriba de Cortázar en clave de thriller psicológico.

Hugo Covarrubias

En México tenemos el festival SMMX y el trabajo de las directoras Sofía Carrillo y Rita Basulto (a quienes ya les dediqué un artículo a cada una de ellas AQUÍ y AQUÍ, respectivamente).

Sofía Carrillo

 

Rita Basulto

La cuestión es: ¿Por qué ha detonado el uso de la técnica del stop motion? La respuesta la doy en la elección del término “boom latinoamericano”. Evidentemente es un guiño al movimiento literario originado en algún punto en la década de los sesenta. Equiparar al boom latinoamericano literario con el boom latinoamericano de stop motion implica encontrar la reflexión en un mismo origen: la estética de la dictadura. Inclusive podría hablar de la novela del dictador como precursor al boom: ese género profundamente latinoamericano cuyo gravitas es la personalidad grandilocuente del líder político, cuya persona es el horizonte propio de la vida nacional. Me parece que tanto el boom literario como el cinematográfico parten de la reflexión de un modo de ser y de vivir en las dictaduras. Es la conciencia estética de un momento histórico determinado: la literatura y el cine encontraron formas para afrontar las realidades de las dictaduras y sus consecuencias.

Pensemos en Bestia de Covarrubias, el cual está inspirado en la historia de Ingrid Olderock, agente de la Dirección de Inteligencia Nacional durante la dictadura de Pinochet en Chile. La mujer de los perros, como se le conocía a Olderock, usaba pastores alemanes para torturar a mujeres en el centro de detención conocido como Venda Sexy. Particularmente, usaba a un pastor alemán macho llamado Volodia, entrenado para violar mujeres. Olderock murió en 2001 sin ser castigada por sus crímenes. ¿Cómo hacerle frente a la pesadilla? Covarrubias construye un retrato animado del terror para que el publico pueda hacer frente a la realidad y a su propia historia. Bestia impacta por las condiciones de su propia materialidad: el stop motion hace que se exteriorice visualmente la interioridad del personaje y, con esto, el terror de la historia.

Así como el boom latinoamericano reconstruye la realidad terrible por medio de la fragmentación de voces narrativas, puntos de vista, multiplicidad de tiempo y creación de nuevos discursos, el stop motion latinoamericano encontrará sus signos de identidad narrativa en la materialidad de la técnica, dando como resultado puestas en escenas específicas. El stop motion es una extrapolación del relato haciendo visible dos cosas: las transformaciones dramáticas del mismo y la interioridad de los personajes.

En La casa lobo (que también he comentado AQUÍ) se ponen de manifiesto las transformaciones mencionadas. No solo el ambiente se transforma, sino que los propios personajes mutan. Estas transformaciones reflejan tanto el avance de la trama como el cambio del mundo interior de los personajes. Los cerdos de María se vuelven humanos, mientras que la casa (y el diseño de producción mismo de la cinta) va cambiando a medida que cambia tanto la historia como la interioridad de María. El stop motion en la cinta golpea al espectador al obligarlo que haga frente a dichos cambios. Más aún, la atmósfera de terror que desborda por toda la cinta es la interioridad propia de María. La protagonista se ha vuelto un reflejo de la dictadura y del ambiente totalitario que asumimos que ha experimentado.

Esta triada entre personajes, arco dramático y diseño de producción —vinculado por sus transformaciones— es la apuesta estilística por la cual, me parece, se ha elegido el stop motion para crear representaciones de las realidades violentas latinoamericanas. Si bien podemos ver otras obras que no son abiertamente políticas, como los cortometrajes de Rita Basulto y Sofía Carrillo, hay, de fondo, la intensión de crear representaciones de transiciones y dramas humanos como la memoria, la pérdida, la ausencia y la locura. Todo en una clave de transformación representado por la técnica de stop motion.

Cortos de Rita Basulto

Para cerrar, solo me queda mencionar que, a mi parecer, la tendencia irá en aumento. La aceleración en realidades violentas y heridas históricas no sanadas exigirán la creación de representaciones que nos permitan convivir con nuestras realidades. Particularmente en México, me parece, veremos un aumento de la animación en general pero específicamente del stop motion como técnica favorita. ¿Qué mejor forma de asimilar la violencia vivida en nuestro país por medio del drama de personajes y figurillas que nos permiten el distanciamiento de la violencia? Si la violencia ya no se cierne sobre nosotros y es una figurilla de plastilina o de barro, puede que sea más asimilable para nosotros mismos. Sin embargo, esta separación esconde el verdadero terror: nosotros somos los causantes del terror y las víctimas del mismo.

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Juan Manuel Diaz de la Torre

Tengo 36 años y nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985. Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8. Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde. Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador. En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.

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