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EN LOS BOSQUES DE LA LOCURA

Black Spot: cuando el policiaco y el folk horror van de la mano

 

Miguel Lupián

 

Si echamos un vistazo a Netflix, descubriremos que el catálogo de series policiacas es muy vasto; y si entramos a la sección “European crime TV shows”, las posibilidades se multiplican. ¿Por dónde empezar? Afortunadamente una amiga, Daniela (poeta, cineasta y hechicera), asumió el papel de Caronte y me recomendó tres excelentes series: la belga The Break (La tréve), la francesa The Forest (La forét) y la finlandesa Bordertown (Sorjonen). Después de ver estas tres maravillas, el algoritmo sobrenatural de Netflix me recomendó Black Spot (Zone blanche). Mi primera intención era escribir un artículo sobre las cuatro, pero pronto me vi atrapado en el santuario del bosque de Villefranche y me fue imposible escapar. Además, quedaba como anillo al dedo con la más reciente convocatoria de cuento de Penumbria, dedicada al Folk Horror.

Villefranche es un pueblito rodeado por un misterioso e imponente bosque, donde el porcentaje de crímenes es seis veces mayor al de la media nacional y que sólo cuenta con cuatro elementos policiales (además, se batalla con la recepción telefónica). ¿Qué mejor lugar para desarrollar una serie policiaca?

A pesar de sus majestuosos paisajes, el pueblo en sí está lejos de las idílicas poblaciones que suelen presentarnos en cine y televisión: aquí hay lodo por todos lados, pobreza, guetos… y a los habitantes podríamos tacharlos de rednecks. Un pueblo decadente, desesperado por el cierre del aserradero que emplea a la mayoría de sus habitantes y afligido por sus creencias paganas. Una “zona blanca”, como su título original, que te hace pensar en esas “zonas del silencio” donde no funciona nada (“zona sin cobertura” sería su traducción coloquial) o en el cuento de Machen “El pueblo blanco”; una “mancha negra”, como su título en inglés, que te remite a lo siniestro, a lo anómalo, a lo diferente.

Sus policías también son diferentes: Lauréne, nuestra protagonista y jefa de policía, es madre soltera de una adolescente, de apariencia frágil pero tozuda; fue secuestrada hace 20 años, logrando escapar al mutilarse dos dedos de su mano izquierda. Osito es alto, fuerte, barbado, de apariencia ruda pero un pan en su interior (de ahí su apodo); teme salir del “clóset”. Hermann es un veterano, sabio, ácido; tuvo que ceder la jefatura cuando años atrás cometió algunos actos de negligencia. Camille es la pasante, joven e inocente; el crascitar de los cuervos la sacan de quicio. Léila es la doctora en jefe del hospital y les ayuda con la medicina forense; coqueta y fiestera. Por último, Siriani es el fiscal exiliado de la gran ciudad por errores del pasado, alérgico a casi todo, asmático, bien peinadito, culto; piensa que al resolver el gran misterio de Villefranche tendrá un regreso triunfal.

De izq a der: Léila, Hermann, Lauréne, Osito, Camille y Siriani.

(Justo la serie inicia con la llegada poco afortunada de Siriani a Villefranche: su auto se para al cruzar el cartel de bienvenida al pueblo y una abeja lo pica, dejándolo inconsciente.)

Esta serie franco-belga (original de France 2) cuenta, hasta el momento, con dos temporadas (2017 y 2019) de 8 episodios de 50 minutos.  Aunque en cada uno se van resolviendo casos “extraños”, todo está ligado con la gran interrogante de la serie: ¿Qué diablos le pasó a Lauréne?

La historia se complica con la desaparición de Marion, la hija de Bertrand Steiner, el alcalde del pueblo (situación que hace pensar a Lauréne que se trata de su mismo secuestrador), y con el regreso de Gérald Steiner, padre de Bertrand, cacique “cool” dueño de casi toda Villefranche (que me recordó a Pedro Páramo).

Revoloteando encontramos a una bandada de interesantes personajes. Sabine es una viejita hippie (¿tendrá relación su nombre con María Sabina?), pagana, defensora de los derechos del pueblo y encargada de El dorado, el único bar/hotel de la región. Léa Steiner escapó de la pobreza al casarse con Bertrand, pero sabe que la engaña. Delphine, que representa muy bien el papel de femme fatale, es una científica que fue enviada de la ciudad para supervisar que el nuevo negocio de los Steiner cumpla con las normas. Por último, Los hijos de Arduinna: grupo de adolescentes hackers (muy al estilo de Mr. Robot) que trata de tumbar los negocios poco ecológicos de los Steiner. La situación se intensifica cuando Cora, la hermosa y rebelde hija de Lauréne, quiere formar parte de él. El nombre del grupo es muy significativo: Arduinna es la diosa de los bosques, y suele ser representada montando un jabalí (detalle interesante, pues Lauréne, cuando se burlan de su mano izquierda, suele responder que perdió los dedos por el ataque de un jabalí).

Y así es como el elemento fantástico se va acercando poco a poco, escondiéndose entre los árboles, acechando, crascitando. Por ejemplo, hay dos cuervos que siempre están presentes: afuera de la comisaría, en las escenas de los crímenes, en los momentos álgidos. Observan, juzgan, guían. Recordemos que, “por su color oscuro y hábitos alimentarios peculiares, suelen representar a deidades de la guerra y la muerte, pero también son asociados con el crecimiento y la fertilidad; así que simbolizan la nueva vida. Ellos acompañan a las almas de los muertos al más allá. Son vistos como reencarnaciones de guerreros y héroes. Son los gobernantes de los aires y, por ende, de la comunicación. Su crascitar o graznido simboliza la voz de los dioses”. Por supuesto, también encontraremos lobos, serpientes y ciervos, con toda su representación y carga simbólica.

Aunque en la primera temporada todo es sutil, su final (que me hizo recordar a cierto final de temporada de Juego de tronos) y toda la segunda, con la aparición de Cernunnos, se decantan por lo sobrenatural.

Sobre este ser, Margaret Murray, en El dios de los brujos (1931), apunta:

“Sólo cuando Roma inició su carrera de conquista se hicieron registros escritos de los dioses de la Europa occidental, y estos registros muestran que una deidad cornuda, a la que los romanos llamaron Cernunnos, fue uno de los más grandes dioses, tal vez la suprema deidad de las Galias, y su nombre significa sencillamente “el cornudo”.

En el norte de las Galias su importancia se manifiesta en el altar descubierto debajo de la catedral de Notre Dame, en París. La fecha del altar es indudablemente de la era cristiana; en tres lados pueden verse figuras de dioses menores representados como pequeños seres, y en el cuarto lado se encuentra la cabeza de Cernunnos, que es de proporciones enormes si se lo compara con las otras figuras. Tiene cabeza de hombre, y como la figura de Ariége, lleva astas de ciervo decoradas con anillos; estos pueden ser aros de mimbre o anillos de bronce, que servían de monedas. Como su prototipo paleolítico, es barbado.

Este altar muestra que, de acuerdo con las ideas artísticas romanas, el hombre divino no iba enmascarado; lleva los cuernos y sus apéndices fijos en la cabeza. El altar parece haber sido dedicado en un templo tan sacro que el sitio fue reutilizado como templo de la nueva fe. Hay testimonios escritos de Cernunnos, y se le puede ver en esculturas del sur de las Galias, en la parte romana que ha sobrevivido en una pintura paleolítica. Es sumamente improbable que el culto al dios cornudo hubiese muerto en el sudoeste de Europa en tiempos neolíticos y que permaneciera desconocido durante las edades del Bronce y del Hierro, sólo para revivir antes de la llegada de los romanos. Más lógico parece suponer que el culto continuara durante aquellos siglos no registrados y siguiera siendo uno de los cultos galos principales hasta ya entrada la época cristiana”.

También encontré que:

“En los territorios de los celtas galeses fue conocido como Herne el Cazador. En el continente poseía otros nombres asociados como Kernunnos, Cernowain, Belatucadrus (“Origen de todo”) o incluso Vitiris (“El que fecunda”). Entre los druidas recibía el apelativo de Gran Padre o Hu’Gadarn y Hu Gadam. El romano Julio César lo llamó Dis galli Pater(“El padre de todos los Galos”), que luego se vio reducido simplemente a Dis pater. En realidad, la veneración a este Dios, representado astado, es decir, con cornamenta, en la mayoría de los casos cérvida, lo que ha dado lugar a llamarlo también el Dios Ciervo, es una representación de antiguos cultos animistas anteriores a los establecimientos celtas. […] Su culto está relacionado con la fertilidad, con la vida salvaje, Señor de todos los animales y protector de éstos”.

En la serie se menciona que Plinio el viejo lo registró en sus Memorias (tal vez alguno de los primeros tomos de su Historia natural).

Lo anterior me recordó a «El Wendigo» de Algernon Blackwood o al Ithaqua de August Derleth («El ser que caminaba sobre el viento»).

Y en un plano más personal, a mi cuento breve “Despertar gótico”:

“Si le soplas al quinqué y no se extingue la flama, sabrás que sólo es un sueño”, me tranquilizó papá al verme lívido y convulso, una vez más, por mis monstruosas pesadillas, provocadas, tal vez, por el hábito de leer libros prohibidos, por la infusión de amapola que todas las noches me hacía beber la fámula o por la repentina muerte de mamá hace un par de meses. Asentí, normalizando la respiración. Papá se levantó de mi cama y dejó el quinqué encendido sobre la mesita de noche. “Pronto estaremos mejor”, susurró, mientras algo parecido a una sonrisa surcaba su rostro vejado por el insomnio. Le regresé la sonrisa y le soplé al quinqué, mas la flama permaneció estática. De la melena enmarañada y marchita de papá prorrumpieron dos astas, que se fueron ramificando hasta alcanzar las vigas del techo; sus ojos cetrinos se convirtieron en dos agujeros negros que todo lo engullían. Papá… Lo que ahora era papá se acercó al quinqué y dejó escapar de su naciente probóscide un hálito ponzoñoso. La flama se extinguió, desamparándome en la oscuridad”.

Ilustración de Pablo Peña, para Svarti Ediciones.

Sin embargo, visualmente lo sentí muy cercano al Wendigo que aparece en la serie Hannibal.

Black Spot

Hannibal

De hecho, el creador de la serie, el francés Mathieu Missoffe, escribió en 2009 el cómic Le souffle du Wendigo (El aliento del Wendigo, reeditado en español por Norma en 2013).

Aunque el final de la segunda temporada no es tan impactante como el de la primera, sí nos transmite cierta desesperanza y, sobre todo, nos deja con muchas interrogantes que podrían ser resueltas en una tercera temporada.

En este aspecto, a pesar de ser la primera serie francesa en formar parte de Amazon Prime (global) y de los buenos números de la primera temporada, a la segunda no le fue muy bien y se duda si France 2 aprobará la tercera. Sin embargo, estoy seguro que con la llegada a Netflix se ganará a muchos aficionados ávidos de este tipo de historias y le darán luz verde. Mathieu Missoffe comentó: “Nos reconforta la idea de que tenemos razón en hacer lo que hacemos, porque las personas nos están comparando con las series con las que queremos que nos comparen. Algunos reconocen que formamos parte de una familia de series fantásticas, híper variadas, con un nivel excepcional, y eso es exactamente lo que queremos”.

(Suelen compararla con Fargo, The X-Files, Twin Peaks, Top of the Lake…)

Así que dale una oportunidad… Te aseguro que la devorarás en un fin de semana.

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Avance la de primera temporada:

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Avance de la segunda temporada:

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Miguel Antonio Lupián Soto

Ex alumno de la Universidad de Miskatonic, feligrés de la iglesia Cthulhiana y devoto de San Lemmy.

mortinatos.blogspot.mx

@mortinatos

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