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FEBRERO

2024

 

Alma Mancilla

 

Para febrero, tres magníficos libros de cuentos (y minificciones), que van de la ciencia ficción a lo metaliterario (pasando por el terror), y una novela sobre el peso de la herencia y los poderes de lo natural y lo sobrenatural. Libros que hablan de libros, brujas que también son mujeres sabias, fantasmas y una multitud de extrañas y siniestras criaturas que acechan en el presente y en el pasado, siempre dispuestas a atacar.

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Biblioteca mínima / Alejandro Arteaga

(Rhythm & Books, 2019)

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Qué belleza este libro en el que Alejandro Arteaga nos acerca, en unas cuantas páginas, a una suerte de biblioteca no sólo mínima sino imaginaria, un compendio de libros que, por supuesto, no han sido escritos pero sí soñados, textos anticipados de autores apócrifos a los que, sin embargo, dan ganas de leer. En estas líneas cuidadosamente escritas uno encuentra referencias a Schwob, a Lem, a Rulfo y, por supuesto, a Borges. Me impresiona la constancia de las obsesiones de Alejandro, su calidad narrativa, su capacidad de evocar en una cuantas líneas la idea general de una trama de la que, ya echada a andar la imaginación (de la que aquí hay muchísima), podemos igualmente empezar a vislumbrar personajes y escenarios. Si ya han leído algo del autor reconocerán las referencias a otras obras de su autoría; si no, acá pueden empezar con esta pequeña joya que merecidamente obtuvo el Premio Bellas Artes de Minificción Edmundo Valadés en 2019. Si aman leer, pero también hablar de libros, tenerlos entre las manos, pasar sus páginas, imaginarles finales distintos o rutas alternas de escritura a las historias y con ello, ¿por qué no?, nuevos sueños librescos, sin duda lo disfrutarán. Un inteligente libro sobre libros y un muy bien logrado ejercicio de fabulación.

AQUÍ lo puedes descargar.

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Paracosmos / Gerardo Sifuentes

(Paraíso Perdido, 2020)

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Una historia aparecida en la revista Duda acerca de un edificio que oculta algo malvado; un ilustrador de imágenes futuristas que se topa con un visionario o un loco y con sus insólitos proyectos; un tapiz perruno que parece ser la clave de un enigma, la llegada de una civilización extraterrestre a la tierra y el recordatorio de que el contacto con otras inteligencias quizá no sea buena idea después de todo; unos chicos que juegan fuera de sus casas a quienes se les presenta la fortuita ocasión de entrar a un extraño invernadero y, con ello, de atisbar en lo que éste oculta; una joven aficionada a un videojuego que descubre en el interior de éste algo que no se esperaba; años después de su muerte, el inventor de la televisión es traído a la vida de nuevo. En los nueve cuentos de Paracosmos hay plantas carnívoras, edificios malditos, alienígenas, extraños inventos y desquiciados inventores, hombres enfundados en trajes de plástico y hombres redivivos, máquinas que usan neuronas en lugar de chips, gente que se esfuma sin dejar rastro. La escritura de Sifuentes es impecable, los cuentos son siempre redondos, con finales que dan en el blanco, de ésos que resuenan en la mente del espectador mucho después de haber pasado la última página. Me gustó, en especial, la recurrencia de ciertas imágenes y motivos (la planta carnívora, el videojuego o la televisión), como si cada cuento dialogara discreta pero certeramente con algún otro; más me gustó la imaginación desbordada del autor, su capacidad de imaginar mundos otros que, sin embargo, siempre parecen nuevos y a la vez posibles. Sifuentes se mueve mayoritariamente al interior de temas clásicos de la ciencia ficción (la existencia de otras civilizaciones, los dilemas de la tecnología o los peligros de la experimentación científica), pero lo hace con fluidez y rotundidad, siempre en entornos inquietantes que, sin embargo, resultan cercanos, casi familiares pero siempre inesperados. Un gran libro.

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The Inconsolables / Michael Wehunt

(Bad Hand Books, 2023)

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Un hombre abandonado por su familia halla un inusual consuelo (y tal vez algo más aterrador) en la obsesión con los vampiros que lo acompañara en su niñez; una pianista recién llegada a una casa de reposo es testigo, a través de la ventana de su habitación, de una escena extraña que le concierne de manera personal; en un esfuerzo por reconstruir su vida, un padre destrozado por la pérdida de su hija rescata a un perro abandonado; un grupo de aficionados al cine e involucrado en la filmación de una serie de falsos documentales acecha a varios de los personajes en una suerte de macabra cadena; un culto de supremacistas blancos evoluciona hasta convertirse en nuevos organismos; una pareja cuyo matrimonio se encuentra en crisis comienza a toparse de pronto y por todas partes con la más inusual de las apariciones; un mortal en un mundo de inmortales reflexiona sobre la vida y la muerte, la finitud y la permanencia. Qué gran narrador de terror es Michael Wehunt. Ya me había impresionado con En un lugar mejor, su anterior libro de cuentos, y con éste la opinión se confirma. Me encanta la complejidad de sus historias, la riqueza de su lenguaje, la metáfora elaborada y cuidadosa, la recurrencia de sus temas, sus imágenes monstruosas e inusuales, la sensación de dolor y vacío que las permea. En estas historias el espanto es la expresión natural del dolor, el punto de llegada de la tragedia; lo monstruoso puede ser una breve desviación de lo normal, una anomalía en un rostro, algo que resulta espeluznante y al mismo tiempo familiar o la elaboración de un viejo terror que cobra nuevas e inusitadas formas: vampiros, criaturas astadas, una pirámide hecha de materia orgánica plantada en medio de la nada, masas gelatinosas que se arrastran, mimos inquietantes, decrépitos cupidos, anomalías genéticas. Está claro que Wehunt sabe que detrás del terror se oculta una historia de dolor humano, que los monstruos pueden existir encarnados en una idea o en una persona pero son también metáforas, símbolos o emanaciones de aquello que hemos perdido o que no va bien y, a la vez, formas de darle sentido a la pérdida. Los cuentos de Wehunt, quizá por la atención que éste dedica a la construcción de la psicología (y al pasado) de sus personajes, son largos, elaborados, casi novelas cortas. Si algo les reprocharía es que en un par de ellos (no en muchos, por fortuna) el autor se esfuerza quizá demasiado por ser crítico (contra la violencia a las mujeres, contra los supremacistas blancos) de una manera demasiado abierta, ahí donde tal vez una aproximación más sutil habría funcionado mejor. Se trata, no obstante, de una excelente colección en la que resalta la influencia de Ligotti, de Brian Evenson, de John Langan, con atmósferas siempre inquietantes, vasos comunicantes entre unos cuentos y otros y personajes conmovedores que, si bien no siempre logran triunfar, luchan con ahínco contra sus demonios, los de afuera, los de adentro, tratando de encontrar en la oscuridad un asomo de luz. De momento sólo en edición en inglés, pero ojalá no tardemos mucho en tenerlo disponible en traducción al español. Un magnífico libro de un magnífico narrador.

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La mano que cura / Lina María Parra

(Editorial Tránsito, 2023)

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Tras la muerte de su padre Lina vuelve a la casa familiar para ayudar a su madre a ordenar las pertenencias del fallecido. Al mismo tiempo, extrañas ocurrencias en casa (moscas, olores, manchas, fruta que se pudre) despiertan en ella primero una vaga inquietud, después la sensación de algo que acecha. No tardará Lina en descubrir que ella, como su madre, tiene acceso a los poderes, esas fuerzas de lo natural y lo sobrenatural que habitan en el mundo y en sus criaturas. Y ahora que el velo ha caído ella debe entender esos poderes para liberar la casa de su madre y a ella misma de esa oscura presencia que ahora las ronda y para lo cual es indispensable entrar en contacto con Ana Gregoria, antigua maestra de escuela de su madre y pieza clave en sus vidas, en su pasado, en su presente y, por lo visto, también en su porvenir. Con una escritura clara y potente la autora aborda temas como el peso de lo ancestral, el duelo y el descubrimiento del propio potencial. Amarres, magia, aparecidos, cementerios, tierra de panteón y demás elementos de la tradición colombiana y latinoamericana (sí, de eso que llamamos brujería) sirven en realidad de tela de fondo para una historia de familia donde lo que está al centro es, de hecho, la relación entre madres e hijas, la cuestión de la herencia, el peso de lo que recibimos de quienes nos han precedido y la importancia de descubrir el lugar que una ocupa en esa cadena. Me gustaron mucho algunas de sus frases (“Uno no es nada. Uno es un canal por donde pasa lo que es verdad. Todo lo que va a ser ya fue”), la recuperación del elemento tradicional, popular, cotidiano, la centralidad de la figura de una mujer sabia, capaz de transmitir conocimientos. Y aunque, en mi opinión, se alarga demasiado a ratos (la autora intercala capítulos del presente de Lina con escenas del pasado de su madre, de la forma en que ésta conoció a Ana Gregoria y descubrió ella misma esos poderes y aprendió a usarlos), se trata, en general, de un buen libro, de factura clásica diría yo, con todos los elementos para ser del agrado de quienes gustan de lo oscuro, del misterio, de la exploración de los tenues hilos que nos separan y nos unen con los vivos y con los muertos.

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Alma Mancilla

Escritora y lectora voraz. Antropóloga en otra vida. Autora de los libros de cuentos Casa encantada (Instituto Mexiquense de Cultura, 2011), Las babas del caracol y otros relatos (Instituto Mexiquense de Cultura, 2014 / Lugar Común Editorial, 2019), El criado y otras historias de aflicción (Bitácora de vuelos ediciones, 2020) y de las novelas Hogueras (Editorial Terracota, 2013), Archipiélagos (UAEM, 2015), De las sombras (INBA / Lectorum, 2018), El predicador (FOEM, 2019) y Fulgor (Malpaso / Salto de página, 2022). Ganadora del Premio nacional de cuento Juan José Arreola 2022 con Los intrusos. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Facebook: https://www.facebook.com/alma.mancilla.9

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