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LAS VOLADORAS

un conjuro hecho libro

 

Alejandra Rodríguez Montelongo

 

Cuando pensamos en la figura de la bruja pueden llegar a nuestra mente diferentes tipos de imágenes: mujeres quemadas por la inquisición, jóvenes adolescentes de series y películas norteamericanas, ancianas untándose sangre de infantes y ponzoña de sapo para volar, figuras bailando en medio de un bosque o reunidas alrededor de un macho cabrío al estilo de Goya, damas montadas en escoba o en criaturas nocturnas, botánicas y alquimistas rodeadas de yerbajos y libros prohibidos… Hay regiones donde las describen como bolas de fuego que atraviesan el monte a toda velocidad, mientras en otros lugares suelen ver sus rostros en las aves nocturnas.

Las representaciones de la bruja son casi infinitas, cada sitio tiene su propia manera de imaginarlas. En Ecuador, por ejemplo, como parte de la mitología andina, están las voladoras y las Umas. Las primeras son descritas como mujeres de cabellera larga que suelen planear por los cielos al alzar los brazos y untarse ungüentos maravillosos en las axilas. Las segundas, por su parte, son cabezas de apariencia femenina separadas del resto del cuerpo y se cree que flotan a las orillas de los pueblos a la espera de hombres para devorarlos.

Un libro que recoge este imaginario, pocas veces visitado, es Las voladoras (2020) de Mónica Ojeda, autora ecuatoriana que, a través de su escritura, juega con símbolos propios de su país en su búsqueda por trabajar el miedo y la violencia extrema desde el paisaje y los mitos.

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De hecho, la autora describe su libro de cuentos como un abordaje del gótico andino, término acuñado por Álvaro Alemán y asociado a diversas autoras contemporáneas como Laura Pérez de Olea, Solange Rodríguez Pappe, Andrea Aquino, Gabriela Alemán y Giovanna Rivero, entre otras. El gótico andino, este género literario de reciente estudio, toma elementos reconocibles del gótico y el romanticismo oscuro, como la atmósfera lúgubre y siniestra, y los incorpora a un espacio latinoamericano donde predomina la cordillera andina con su geografía, leyendas, cosmovisión y, sobre todo, con sus problemáticas sociales. Y justo esto es lo que encontramos en la obra de Mónica Ojeda.

Cada uno de los ocho cuentos de Las voladoras nos llevan por paisajes de pueblos, acantilados, volcanes y montañas. Montañas que son templo de crujidos verdes, hogar de las voladoras; volcanes que son tumbas, destino y profecía; acantilados donde se encuentra la revelación y el suicidio entre imágenes chamánicas.

En cada narración resalta tanto lo sublime y divino en la naturaleza como su poder destructor. El paisaje, así como la figura de Dios, terminan por convertirse en algo ominoso, algo conocido y al mismo tiempo extraño y amenazante. No obstante, la autora deja en claro que el horror más profundo en estos relatos no proviene del entorno y lo sobrenatural sino del ser humano y su perversión.

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Mónica Ojeda

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Los personajes de Las voladoras caminan entre y hacia lo perverso. Atraviesan situaciones de violencia dentro del ámbito familiar y, aunque no están dispuestas a callar lo que les ocurre, tampoco dejan ver por completo la crueldad que las persigue. Lo monstruoso aparece tras el velo del lenguaje y lo simbólico, al mismo tiempo que la narrativa nos muestra imágenes crudas sin previo aviso.

Es interesante ver los juegos del lenguaje que realiza Mónica Ojeda para hablar de temas tabú como el incesto, usando muchas veces protagonistas que, a pesar de ser incapaces de nombrar o recordar, logran mostrar la angustia, el dolor y horror por el que atraviesan. La autora deja que el lenguaje sea también el protagonista, que guíe la narrativa. Este ejercicio de verbalizar lo innombrable convierte el libro en una experiencia poética. Existiendo así relatos que se sienten como una canción antigua, un rezo, letanía, poema infinito o conjuro.

Al ir recorriendo las páginas, los lectores nos enfrentamos a una poética sobre la violencia extrema. Además de los temas tabú como el incesto y la sexualidad, a lo largo de los cuentos encontramos diversas mutilaciones, la abundancia de la sangre, el suicidio verbal (es decir, la manera hiriente en que podemos hablarnos a nosotros mismos asesinándonos con la palabra), la normalización de los crímenes, la deshumanización ante las tragedias, la violencia contra la imagen corporal, el abuso sexual, el estrés postraumático, el duelo, la ansiedad y la depresión.

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El libro Las voladoras es una obra que requiere de un estómago fuerte para poder digerir la gama de violencias plasmadas. Tal vez sea necesario señalar y advertir que la obra de Ojeda no se inserta en el género de terror, aunque cada cuento sea una exploración sobre el miedo y el dolor. Sólo uno o dos cuentos bordan las estructuras del terror y si se tuviese que relacionar con algún género, además del gótico andino, tal vez sería más adecuado el considerar lo fantástico o lo insólito.

No obstante, aunque los eventos o entes que escapan a la normalidad llegan a causar cierto conflicto o incomodad en los personajes, por lo general, el verdadero origen del horror es la acción de los otros humanos y, al final, de alguna manera, las protagonistas terminan asemejándose a estas criaturas o entes, convirtiéndose también en brujas, umas, voladoras… mostrando que el monstruo siempre proviene de la violencia que alguien más ejerció sobre él.

Quien se acerque a Las voladoras no lo haga creyendo que se aproxima a una obra de protesta o de denuncia, no espere salir ileso o con un atisbo de esperanza. El cuento con el que cierra la obra es claro al respecto. El poeta, el escritor, no es más que un chamán que usando las palabras como conjuro jamás logrará revivir a nadie ni conseguirá cambiar el mundo y su dolorosa realidad.

 

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AQUÍ puedes empezar a leerlo.

 

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Alejandra Rodríguez Montelongo

Zacatecas (1993).

Psicóloga y maestra en Literatura Hispanoamericana.

Suele conjurar lo fantástico y lo siniestro escondido en la tinta de las escritoras.

Es autora del libro de cuentos Canto de enredaderas (2021).

Ha sido becaria del PECDA y fue reconocida en 2021 con el Premio Estatal de la Juventud (Zacatecas) en la categoría de Literatura.

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