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CINE DE TERROR

PARA MI SEGUNDO ANIVERSARIO

 

Vivi Page

 

Hace no mucho cumplí dos años escribiendo para Penumbria y, como seguramente lo escribí en mi primer aniversario, me hace muy feliz tener un espacio en esta fantástica revista para leer en el ocaso (sí, las palabras en este orden). Así que para celebrar, y aprovechando las más de treinta películas de terror que vi en la temporada spooky —la mejor del año— (entre cortos y largometrajes, entre algunas vistas nuevamente y otras a las que me enfrenté por primera vez), repasaré de manera breve y con respecto al tema principal de mi columna las más destacadas a mi parecer.

Comenzaré con Orgy of the Dead (1965): dirigida por Stephen C. Apostolof y escrita por Ed Wood, trata de una pareja que tras un choque automovilístico en su visita nocturna al cementerio presencian un show de striptease de las mujeres muertas hacia el Emperador y la Princesa de la noche. Cada una de ellas baila acorde a su muerte o su pecado en vida y aunque es un show magistral, la película no ofrece un argumento interesante, las actuaciones cuestionables: la pareja presa parece más entretenida que asustada; más que aullidos, lo que emite el personaje del hombre lobo parece el sonido de Chewbacca. Las mujeres tienen una única función: hacer lo que el rey de la noche les exige; incluso la de “mayor rango”, la princesa de la noche, está a su merced. Las bailarinas no tienen otra participación, ni un diálogo, ni una expresión más que la que sus cuerpos danzantes hacen. Si la pareja protagonista perece, el destino de él no importa, muere y ya; ella, en cambio, será condenada a bailar durante las noches o bien dada como premio a, sí, un hombre. Por si no fuera suficiente, el desenlace es simplemente burdo.

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Cerulia (2017) se trata de un cortometraje en stop motion dirigido por Sofía Carrillo. La protagonista va a despedirse de la casa de su infancia, convirtiéndose en un viaje onírico de la mano de los fantasmas del pasado, de la raíz familiar, de los miedos y de los juegos que nunca te abandonan. Con una dirección de arte preciosa y visualmente espeluznante, su narrativa es inteligente, poética y más triste que terrorífica.

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Los huesos (2021)  trata de «la primera película de animación en stop motion», con fecha de 1901 y excavada en 2021. Nos muestra a la niña Constanza haciendo brujería con dos ministros de Chile, y uno de ellos es el padre de sus hijos no reconocidos. El blanco y negro y su acompañamiento musical resultan terroríficos tanto por su belleza espeluznante como por sus implicaciones políticas y reales.

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The House that Jack Built (2018) es una obra fenomenal como bien podría uno adivinar tratándose de su director Lars von Trier (amado por muchos, odiado por otros tantos). Aunque la misoginia es parte de la narrativa de esta historia, en realidad el tono de burla puede funcionar como una crítica, no sólo con perspectiva de género, pues también analiza —entre crítica e ironías— el arte, el ego, el amor y la muerte. Las víctimas son en su mayoría mujeres (aunque el protagonista asegura que también tuvo víctimas masculinas) tontas, molestas, gritonas, que no huyen del hombre extraño y perturbador que es Jack, que se presentan carentes de amor y sin fuerza, rivales débiles para el asesino. Un agasajo visual a mi parecer y un tratado filosófico interesante llevado de la mano por la voz en off de Bruno Ganz. El final es una clara prueba de que se trata de una sátira a todos esos temas.

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Night Tide (1961) de  Curtis Harrington nos envuelve en un escenario de miedo sin necesidad de sangre, efectos o sustos baratos sencillamente creando tensión. Los espectáculos de circo y feria siempre son buenos acompañantes en cintas de género. A través de una historia mitológica de sirenas vemos el romance de un marinero y una mujer que caracteriza a una sirena en un show dirigido por el hombre que la ha educado desde niña. Johnny Drake, el marinero, es advertido directa o indirectamente de las extrañas desapariciones de los pretenientes de Mora, la sirena. Aunque al final —esta es una advertencia por si aún no la has visto y quieres dejar de leer este párrafo— Mora se suicida para salvar de ella misma al sujeto que ama, el capitán revela la verdad: enamorado y no correspondido de la protagonista, mata a sus pretendientes y le echa la culpa contándole una historia de sirenas que ella termina por creer.  Las mujeres parecen ser las villanas de la historia, presentadas con el cliché de la fémina devoradora, sexual y sensual que lleva a los hombres a la perdición (interpretada por Linda Lawson o esa figura misteriosa y anciana presentada con Marjorie Cameron), pero después de todo el villano es un humano.

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Tenía una cita pendiente con Fresh (Mimi Cave, 2022) por ser una película altamente recomendada en el cine de terror y también en el cine hecho por directoras mujeres. La premisa es muy simple: Noa se enamora de Steve luego de varios intentos fallidos en aplicaciones de citas. El hombre es encantador e irrealmente perfecto para ella, hasta que la secuestra y sin más le dice que venderá de a poco su carne. La belleza de este film radica en su cinematografía, que es preciosa. Mimi Cave cuida mucho la estética: en cada escena elige bien sus planos y movimientos de cámaras, desde inserts acertados hasta primerísimos planos enfocados en los rostros de los dos actores principales. Nos cuenta en imágenes lo sentimientos de ambos, pero también funcionan para hacer que el tema de la carne sea más elegante que grotesco. Por momentos es predecible, pero se agradece que se omitan obviedades, haciendo una narración fluida e interesante. Hubiera preferido un final devastador, pero habría arruinado el mensaje feminista de sororidad: aquí no hay damiselas en apuros rescatadas por príncipes valientes.

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Debido a la falta de espacio reservaré las películas restantes para la siguiente entrega, pues hay unos títulos que merecen mayor enfoque.

¡Feliz segundo año para mí!

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Vivi Page

Nací en la ciudad de Puebla, el 2 de diciembre de 1997. A muy temprana edad me enamoré de las palabras y desde entonces hasta ahora he intentado conquistarlas.

Estudié un año lingüística y literatura. Sin embargo, por azares del destino, dejé la carrera, pero no las letras. Mis relatos van desde lo erótico hasta lo escabroso, publicados en algunas revistas digitales.

Y este es solo el comienzo.

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