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MEMENTO MORI

LA OBRA DE EMIL MELMOTH

 

Amaranta Castro

 

En sus inicios la filosofía se concibió como el pensamiento contra el mito, la rebelión contra lo impuesto y la búsqueda del verdadero conocimiento de las cosas. Sin embargo, en un intento por escapar de los dogmas creó uno nuevo: el alma. Este concepto resumía la capacidad del ser humano por alcanzar la infinitud y la divinidad.

Lo eterno del alma se oponía a lo decadente y mortal como el cuerpo. El estoicismo —una escuela de pensamiento que se encuentra en el límite temporal entre la filosofía natural y la “nueva religión” católica— instaba a recordar lo finito de la existencia. El memento mori, como fórmula latina, hace una invitación a reconocernos como seres finitos.

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«Memento mori / Amor fati»

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Puede verse en el acercamiento de los primeros científicos que buscaban entender el funcionamiento del cuerpo. Era común en el siglo XVII buscar y negociar con cadáveres para poder estudiarlos, dibujarlos, diseccionarlos y entender sus partes. En ese momento tanto la medicina así como la filosofía, religión y alquimia —pero también la nigromancia— se relacionaban. Persiste el tópico del memento mori como una expresión de la idea perteneciente a la cualidad efímera de la vida.

La obra del escultor mexicano Emil Melmoth hace referencia al simbolismo del conocimiento buscado por esas sabidurías antiguas a manera de un espejo que refleja las características ocultas de lo que observamos. Sus obras detallan creaciones quiméricas que reflejan el dolor. Es cierto, ponen al cuerpo en el centro de lo representado, pero hay algo sugerente en su obra; sus piezas parecen gozar con el sufrimiento físico. Se presenta una dualidad entre el dolor evidente y el placer espiritual, el cual puede pensarse como el símbolo mismo de la vida. El artista lo menciona al detallar algunas de sus obras. La base de sus creaciones se encuentra en este saber: todo lo existente perecerá.

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Emil Melmoth

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Las obras de Melmoth son la representación de seres cuya existencia es una aporía, invención de quimeras que hacen difusos los límites entre lo divino y lo humano; sin embargo, dichos límites se hacen manifiestos.

Por el contrario, hay historias que la tradición oficial de la religión decidió mostrar en figuras dolientes y áureas, como la escultura “La piedad” de Miguel Ángel (1499), en la cual se pueden extraer símbolos sacros que aún hoy son representaciones de poder, pero al mismo tiempo de dolor. En esta representación se observa que el sufrimiento terrenal es un acercamiento a la inmortalidad, a la belleza absoluta. ¿Qué pasaría si cambiáramos ese dolor por gozo y alegría? ¿Podríamos invertir el sufrimiento del alma por dolor corporal y mostrarlo como algo placentero?

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«Transfiguratio mortis»

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Las uniones, vivisecciones, los híbridos y los monstruos son quizás una muestra de lo que la imaginación es capaz de crear en su intento por evadir su finitud. Al crear se evade el orden natural y temporal de las cosas. Los alquimistas y nigromantes lo sabían bien: sólo se puede tener cierta cercanía a la divinidad, pero no poseerla. No es posible habitar la eternidad, ser perfectos o mantenernos en el éxtasis inagotable, el entendimiento humano no emula los conceptos de lo divino. Pensemos si las obras de Melmoth nos presentan una cara de la divinidad a la que el ser humano se ha acercado y ha rechazado, pero que se muestra de manera continua.

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«Holy Child of the Plague»

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Los detalles en su trabajo y la expresión imaginativa oscura con la que elabora sus obras podrían ponerlo en la misma página que la de los antiguos tratadistas de fisiología, quienes comenzaban a elaborar bocetos y descripciones del cuerpo humano en su estado de objeto complejo. Sin embargo, el trabajo del joven mexicano sobresale por una razón adicional: muestra la manera en que subvierte las representaciones religiosas, regresándonos un reflejo tormentoso de aquello que vuelve a su origen, una Apocatástasis, como el artista retoma como concepto en sus obras.

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«Apocatástasis»

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En algunas de sus piezas pueden verse, sobre todo, bustos de vírgenes con el rostro inmaculado y cuerpos sangrantes que exaltan el dolor, a diferencia de las representaciones sacras convencionales. Se muestran vivisecciones, productos carnales de hibridaciones fantásticas, como una mujer protegiendo un cordero ciego, dos siameses representando la tragedia de Caín y Abel o predicadores encarnados en el cuerpo de los creyentes. Manos que emergen de una boca reclamando vida propia a la manera de un “Lamento encarnado”, como el artista nombró a una de sus obras.

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«Lamento encarnado»

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Melmoth presenta las imágenes religiosas vistas a través de los designios de la impotencia y el irremediable sufrimiento. Lo anterior expone el dualismo en sus obras: divino-impío, sagrado-profano, quimérico-natural.

Ese dualismo también se encuentra presente en la construcción técnica de su obra. La mayoría de sus esculturas están creadas a partir de un eje de simetría, que evoca el vértice de lo funesto en la vida y la muerte. Esta técnica presenta las obras en componentes bidimensionales que pueden diferenciarse como arriba y abajo, izquierda y derecha. La simetría con la que están construidas sus esculturas pareciera aludir a los reflejos de un espejo. Símbolo que nos remite a la magia y a la alquimia, como ventanas a un mundo al que no se podía acceder con los sentidos y que de alguna manera cautiva lo visto, pero también lo que se oculta; lo que pudo estar o estará como un augurio de nuestro destino. La obra del artista mexicano puede ser observada como un espejo que nos regresa imágenes de penumbra que se advierten en la belleza deteriorada, la decadencia y fragilidad de la vida.

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«The Mother of Those Who Never Came»

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¿De qué otra manera podríamos representar la finitud de la existencia? Gozo y sufrimiento por la vida y su conclusión adquieren un significado integral a través de las obras del artista.

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AQUÍ puedes seguir el IG del artista.

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Amaranta Castro

Primer lugar en la categoría de Poesía en el Festival Internacional de Escritores y Literatura de San Miguel de Allende. Ha publicado en diversos periódicos y revistas. Sus poesías fueron seleccionadas en la obra de escritoras contemporáneas mexicanasRomper con la palabra(Eon, 2017) y participó en la antología peruanaMicrorrelatos de horror escritos por mujeres(Luna Negra, 2022). Autora del libro Bosque Camaleón (Crisálida, 2022).

IG:_amantine_

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