PENUMBRIA
49
¡Bienvenido a nuestro número 49, el penúltimo del año!
En esta ocasión el tema fue lo fantástico, en general. Para ello, compartimos en la convocatoria una reflexión del escritor Enrique Anderson Imbert, quien apunta, entre muchas cosas interesantes, que “toda literatura es fantástica, en el sentido de que aparece en reemplazo de una realidad que ha quedado remota. Pero, dentro de la literatura, que es siempre ficticia, hay unas ficciones que, con extraordinaria energía, se especializan en fingir mundos autónomos. Son los «cuentos fantásticos». El cuentista, con su fantasía, declara caducas las normas que antes regían nuestro conocimiento y, en cambio, sugiere la posibilidad de que haya otras normas todavía desconocidas”.
Así, en las siguientes páginas encontrarás tributos a Shirley Jackson, espejos suicidas, a la vida y a la muerte disputándose tu alma; extrañas conversaciones con choferes, abuelas zombis y fantasmas de niños jugando en el crepúsculo; aves de mal agüero, confesiones monstruosas, nostalgia apocalíptica; execrables seres, pesadillas candentes y operaciones de párpados; pájaros histéricos, gatos ilegales, caminos de flores, fusilamientos y festines;mensajes autómatas, libros, plagas y retoños; estrellas muertas, paseos familiares, consejos, miedos estudiantiles; casas embrujadas, relaciones asfixiantes y mares grises que entonan tu muerte.
El tentáculo de obsidiana se lo llevó “Película de terror” de Guillermo Verduzco por trastocar el formato narrativo y los lugares comunes del género.
Adelante…
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